El Domingo 16 corrí el mítico Pavo de Fuenlabrada.
El día amaneció muy muy feo y hasta unos minutos antes de la salida de la primera manga estuvo chispeando. Por suerte, cuando nos tocó correr a MotoGP ya no chispeaba y el suelo estaba completamente seco.
Poco a poco vamos ganando confianza y en este circuito apto para tíos con peso próximo a los 80kg teníamos una oportunidad de llegar lo más delante posible. La carrera comenzó tranquila hasta que en la vuelta 2 se abrió la Veda de caza y comenzaron las ostias. En la vuelta 3 me pareció que se estaba haciendo un corte bueno, pero la falta de entendimiento hizo que no prosperara la cosa. Después de este intento de fuga lo pasé fatal durante la siguiente vuelta. La escapada buena se hizo justo cuando estaba en la UVI intentado recuperar el aliento, que le vamos a hacer, tampoco nos vamos a engañar, si tienes una o dos balas lo normal es que se te escape la escapada. jeje.
El caso es que se empezó a ir gente del pelotón y casi a lo tonto se formó un grupo entre la escapada y el pelotón. Cuando me di cuenta de que nuestro grupo se estaba convirtiendo en el grupo «rezagado», salté en la recta de meta y conseguí enganchar al grupo intermedio. Una vez en ese grupo de unas 20 unidades, estuve remando con corredores del Mariscos Castelar que eran los que tiraban principalmente ya que no habían metido a nadie en la escapada. Yo era el único de mi equipo, pero si tengo claro algo es que no voy a una carrera a entrenar menos que si fuera a entrenar por mi cuenta, de modo que me metí a dar relevos como uno más. La verdad es que me sentí muy bien. Las sensaciones son cada vez mejores y estar merodeando por la cabeza es divertido.
En la vuelta 8 pisssss, pinchazo. Tuve aire para pasar por la meta donde me dejaron una rueda y mi compi Oscar (Corrí con él en Escuela hace 90 años) estaba allí para echar una mano. Curiosamente también es de los policías que estaban controlando la carrera. A ver si pronto le vemos por las carreras que seguro que va a dar mucho juego. Gracias también a Andrea del Getafe por dejarme su rueda trasera.
Para mí la carrera ya se había ido, pero sabía que por detrás venía lo que quedaba del pelotón, así que, para redondear un buen entreno, esperé y enganché con ellos para ir remando hasta la Meta.
Un día de ciclismo muy bonito, con mala suerte, pero al menos no hubo caída.