El fin de semana ciclista tenía un poco de incertidumbre, porque el pronóstico del tiempo aseguraba que el domingo llovía. Yo tenía claro, que, si caía la más mínima gota de agua, pasaba de ir a correr, con lo que no quise perder la oportunidad de salir a rodar el sábado con la grupeta y si luego el domingo hacía «bueno», pues también a correr a Ciempozuelos. Total, que al final el sábado, me salieron casi 120km, y aunque intenté no gastar muchas fuerzas, al final, sí que hubo algún que otro arreón al final de la ruta. Esto hacía que tuviera más dudas de mis posibilidades al día siguiente en la carrera.
Amaneció el domingo, y resultó ser un día bastante bueno para correr, con lo que al final liamos los aparejos, cargamos el coche y para el «Faro de la Vega». Como siempre, por allí andaban los habituales de las carreras Master en Madrid, además de algunos cadetes, juveniles, amateurs e incluso un PRO. Buen nivel, algo que me encanta. Cuanto más nivel mejor, así si petamos, petamos con los buenos. Hice la inscripción, previo pago de un litro de Caldo de Pollo, y estuve saludando a los amiguetes que se habían pasado a vernos sufrir.
Estuve viendo un poco la primera manga, en la que prieto se fue prácticamente de salida, y sentenció la carrera, mientras por detrás, el pelotón se dedicaba a hacer «otra» carrera. Vi muy bien a mi compañero de equipo Javier Pérez, que intentó en varias ocasiones escaparse, aunque sin poder conseguirlo, pero el hecho de estar ahí siendo su primer año, ya lo dice todo. A falta de unas vueltas para terminar, me dispuse a calentar, y cuando fui a pegar la primera pedalada, ¡¡¡¡¡RASSSS!!!!! a tomar por culo la cadena! quedaban un par de vueltas para terminar y no había tiempo para buscar un troncha y repararla, además, la gente que había por allí, me recomendó que no corriera con la cadena así, que me la iba a jugar.
Pero en eso que Iván del Peñas Negras, que había venido a ver la carrera con Rubén, me ofreció su super BH para que corriera. La talla era parecida, solo tuve que subir un poco el sillín, y también me prestó las zapatillas, que, aunque eran un 46, no me quedaban tan grandes, de hecho, hasta iba cómodo a pesar de faltarme mi alza de la zapatilla izquierda. A parte de todo esto, resulta que la bici llevaba Campagnolo en vez de Shimano, y, de hecho, era la primera vez que usaba mandos Ergopower con lo que a veces se me olvidaba donde estaba la palanca de bajar piñones. Para añadir más morbo, me dijo que metiera plato y que no cambiara en toda la carrera, porque se salía por arriba. En teoría no hacía falta hacer ningún cambio de plato en este circuito, pero para más gracia, en un bache se cambió solo el plato del grande al pequeño, y cuando quise subirlo, claro, se salió la cadena y me entró la risa, a duras penas la volví a meter, perdí unos metros la aspiración del grupo y tuve que hacerme una serie para volver a enganchar al pelotón, de hecho, creo que fue el momento más crítico de toda la carrera para mí.
De lo que sucedió en la carrera, no puedo contar mucho, porque básicamente lo vi todo desde la parte de atrás, donde he alquilado un cómodo lof que poco a poco voy amueblando, y del que intentaré salir de vez en cuando para hacer una visita a la parte alta del pelotón, a ver si poco a poco, podemos alquilar un dúplex un poco más cerca de la línea de playa. Al final conseguí un discreto puesto 21, llegando con el paquete que, aunque pueda parecer poca cosa, para mi está muy bien, ya que la idea es ir cogiendo ritmo de carrera, y poco a poco ir aumentando las aspiraciones si las fuerzas acompañan. De momento, la idea es correr todo lo que se ponga por delante, e intentar darlo todo y si nos quedamos, pues a la cuneta a contar chistes.
Aprovecho el blog para dar gracias a los amigos que estuvieron dando ánimos, haciendo fotos o prestando la bici. Así da gusto ir a las carreras, con bici de repuesto y todo. 😉
¡Ah! y por supuesto, enhorabuena a los ganadores.